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Intersecciones Psi 

Revista Electrónica de la

Facultad de Psicología de la UBA

Año 12 – Número 42

Marzo 2022

 

Secretario de Extensión, Cultura y Bienestar Universitario

Pablo Muñoz

Director General

Jorge A. Biglieri

Generación de Contenido

Pablo Fernández

Diseño

Agustina Espector

Diagramación

Alejandro Zeitlin

 

Colaboran en este número:

Eliana Cecilia Albornoz

Graciela Broqua

Milagros Celleri

Camila Florencia Cremades

Cristian Javier Garay

Verónica Llull Casado

Magdalena Mazzini

Pablo Napoli

Rodrigo Lautaro Rojas

Gabriela Salusso

Viviana Valenzuela

 

Editorial

Cada 8 de marzo conmemoramos el Día Internacional de la Mujer. Fecha oportuna para visibilizar la lucha por sus derechos, para transmitir las penurias y logros que fueron marcando ese arduo camino y para recordar acontecimientos que nos hacen pensar y que nos convocan a comprometernos.

Recordamos que un 8 de marzo de 1857, las mujeres que trabajaban en una fábrica textil, en Nueva York, fueron detenidas por la policía porque organizaron una huelga reclamando mejoras en las condiciones laborales. 

Medio siglo después, el 8 de marzo de 1908, más de 10.000 mujeres se manifestaron en las calles de esa misma ciudad bajo el lema “Pan y Rosas”, siendo que el pan representaba la seguridad económica, las rosas aludían a una mejor calidad de vida. En este contexto exigían una serie de reclamos tales como reducir la jornada laboral, mejorar el sueldo, prohibir el trabajo infantil y poder votar. 

En 1910 se desarrolló la Conferencia Internacional de Mujeres Trabajadoras en Copenhague donde participaron mujeres de 17 países en busca del sufragio universal. Allí, Clara Zetkin, activista y defensora de los derechos de la mujer, propuso designar un día internacional, propuesta que fue aceptada por unanimidad celebrándose por primera vez el 19 de marzo de 1911 en Austria, Dinamarca, Alemania y Suiza.

Pero una tragedia provocó un punto de quiebre en este largo y obstaculizado camino. El 25 de marzo de 1911 en la ciudad de Nueva york, alrededor de 123 trabajadoras y 23 trabajadores murieron calcinados/as y otros tantos heridos/as al incendiarse la fábrica textil en la que trabajaban y en la que quedaron atrapados debido a que los responsables de ésta habían cerrado las puertas de salida de las escaleras para evitar robos de mercadería. Como esta fábrica de camisas ocupaba el 8vo, 9no y 10mo piso del edificio y la salida por las escaleras estaba bloqueada, las alternativas para quienes allí se encontraban fueron saltar por las ventanas o morir entre las llamas. Es de notar que, según los datos de distintas fuentes, la mayoría de las víctimas eran mujeres jóvenes inmigrantes de entre 14 y 23 años.

Este dramático acontecimiento fue generador de modificaciones legislativas en las normas de seguridad y salud laborales e industriales convirtiéndose en el resorte fundamental para impulsar la lucha por mejores condiciones laborales. Así, el dolor se transformó en causa.
Años después, en el marco del año Internacional de la Mujer de las Naciones Unidas, se celebró por primera vez el Día Internacional de la Mujer el 8 de marzo de 1975.
En 1977, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) instauró el 8 de marzo como fecha oficial del Día Internacional por los Derechos de la Mujer para todo el mundo y, en 2011, creó el organismo ONU Mujeres, que se dedica a “promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres”.

En nuestro país, en marzo de 2009 se sancionó la Ley (N° 26.485) de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales. Esta Ley garantiza todos los derechos reconocidos por la Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, la Convención sobre los Derechos de los Niños y la Ley N° 26.061 de Protección Integral de los derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes.

En ella se reconoce la violencia tanto directa como indirecta y las distintas formas en que puede ser padecida. Se entiende por violencia contra las mujeres “toda conducta, acción u omisión, que de manera directa o indirecta, tanto en el ámbito público como en el privado, basada en una relación desigual de poder, afecte su vida, libertad, dignidad, integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial, como así también su seguridad personal”  y como violencia indirecta “toda conducta, acción omisión, disposición, criterio o práctica discriminatoria que ponga a la mujer en desventaja con respecto al varón”
En esta línea de acciones, en 2015 los Estados Miembros de la ONU adhirieron a los Objetivos de Desarrollo Sostenible para “poner fin a la pobreza, proteger el planeta y mejorar las vidas y las perspectivas de las personas en todo elmundo”, con objetivos a ser cumplidos para 2030. Entre ellos, “lograr igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas”.

Para 2022, como lema de este día la ONU propone “Igualdad de género hoy para un mañana sostenible”, reconociendo la contribución de las mujeres y las niñas de todo el mundo, que lideran “los esfuerzos de respuesta, mitigación y adaptación al cambio climático para construir un futuro más sostenible para todas las personas”.

La lucha sigue, mucho se ha conquistado, pero queda mucho por hacer. Es fundamental trabajar, no sólo para visibilizar las distintas problemáticas que afectan a las mujeres, sino en pos de un cambio de paradigma. Para ello es clave el rol de la educación, imprescindible la implementación de políticas públicas acordes y una justicia que dé respuestas a la altura de la época.
Seguiremos marchando por un mundo menos cruel y más justo, seguiremos celebrando el 8M, advirtiendo también que la lucha se juega en lo cotidiano, en el día a día, en los pequeños gestos, en el discurso, en el detalle que nos hace considerar al otro y hacer lazo.

M. Alejandra Rojas

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