¿NIÑOS LOBO?: DEL MITO AL AUTISMO

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Trabajo presentado en el VIII Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología.

El siguiente escrito fue realizado en el marco de trabajo interno de la Cátedra Clínica del autismo y de las psicosis en la infancia.
El mito es una respuesta cuyo fin es otorgar sentido a un hecho o fenómeno. Prevalece como la solución a un enigma ante la falta de una explicación racional. Los mitos Carecen de autor, se encarnan en una tradición, otorgan referencia dando como resultado una clasificación determinada. Lévi-Strauss sostiene que el pensamiento mítico es una ciencia primera que puede ser designada con el término bricolage; “lo propio del pensamiento mítico es expresarse con ayuda de un repertorio cuya composición es heteróclita y que, aunque amplio, no obstante es limitado; sin embargo, es preciso que se valga de él, cualquiera que sea la tarea que se asigne, porque no tiene ningún otro del que echar mano” (LÉVI-STRAUSS, 1949). A lo largo de la historia se han recolectado diversos historiales en los que se sostiene la hipótesis de niños que han sido salvados y criados por animales. ¿Cuál es el rigor de esta conjetura?; ¿Es acertado pensar en la actualidad la existencia de niños que a temprana edad fueron amparados por animales?. Pensar la condición de niños salvajes es una respuesta que tiene estructura de mito. Es una explicación a la existencia de niños hallados en las cercanías de bosques o campiñas cuyo comportamiento es diferente a los demás. El niño salvaje, también denominado feral, siempre es un niño extraño. El termino “feral” designa a niños que supuestamente han sido criados por lobos, monos u otros animales. Esta categoría responde a un contexto histórico, social e intelectual del tiempo en el que el niño fue encontrado. Por lo tanto, el extraño comportamiento de estos niños ha sido explicado a partir de un mito y no de un análisis racional de la situación.
La relación de cuidado que ofrece un animal a un niño se remonta a la mitología griega. El mito sostiene que Zeus, inmediatamente luego de su nacimiento, fue entregado por su madre al cuidado de una cabra en la isla de Creta[i]. Esta cabra le brindó el cuidado necesario; Zeus bebió de su leche junto con el chivo Pan, su hermano adoptivo. Otra versión sostiene que Zeus fue amamantado por una cerda además de cabalgar en su lomo.
¿Qué promueve la creencia de que haya niños ferales? A lo largo de la historia se han reportado varios casos de niños encontrados en estado salvaje, la mayoría han sido exagerados o distorsionados hasta convertirlos en artículos de dudosa validez. Estas narraciones tienen más de una versión debido a la falta de rigurosidad a la hora de su registro. Las variaciones producen confusión para estudiar y puntuar este tipo de casos, convirtiéndolos en algo mítico. Un claro ejemplo es el caso Lucas, el “niño babuino” de Sudáfrica.
En el año 1903 fue capturado en Sudáfrica un niño de entre doce y catorce años de edad que pudo haber sido criado por babuinos. El relato principal sostiene que fue atrapado por unos policías mientras recorrían una zona cercana a un bosque. Un policía disparó a los babuinos que se encontraban en el camino. Tras el disparo el grupo se disipó salvo uno de ellos, el cual resulto ser un niño. El muchacho fue trasladado a una institución psiquiátrica donde lo llamaron Lucas. Allí determinaron que no era apto para estar en el establecimiento y fue dado al cuidado de un estanciero. Otra versión, elaborada por su cuidador, refiere que Lucas fue raptado a temprana edad por un grupo de babuinos que merodeaban por la zona cuando se encontraba durmiendo. Lucas caminaba en cuatro patas de modo similar al de los simios. Su perfil, sus brazos largos, el desarrollo anormal de sus caderas, el constante movimiento y cabeceo daban cuenta de su temprana asociación con los monos babuinos. El niño no tenía noción del tiempo. Su alimentación se basaba en raciones diarias de maíz crudo y trozos de cactus. Lucas sólo pudo cambiar los hábitos animales debido a los azotes proferidos por su cuidador ya que no comprendía el lenguaje.
Al cabo de un tiempo logró aprender algunas palabras en inglés y relatar cómo lo hallaron. Si bien el testimonio corrobora la versión de su captura no pudo ser considerado confiable por las autoridades ya que el niño hablaba de manera aleatoria, rectificando la versión de un mito.
Sin embargo la historia de la psiquiatría nos ofrece un caso paradigmático que nos permite pensar una diferencia a la versión mítica del “niño salvaje”. El historial de Víctor, más conocido como “el salvaje de Aveyron”, es un caso que por sus descripciones y el estudio llevado a cabo podría ser el punto de partida para aclarar algunos interrogantes.
El caso Víctor
En el año 1799 un grupo de cazadores encontró en un bosque de Aveyron a un niño en estado de completo abandono y salvajismo; de aspecto huraño, inquieto, preso de movimientos espasmódicos y a veces convulsivos. Pinel lo describe de la siguiente manera:
Los ojos sin fijeza ni expresión, divagan de un objeto a otro, sin detenerse jamás en uno de ellos, hallándose tan poco ejercitado, tan poco coordinados con el tacto (...); el oído tan insensible a los ruidos más fuertes como a la más emotiva de las melodías; el órgano de la voz, en estado de mudez más absoluto, no emitía sino un sonido uniforme y gutural. Se hallaba finalmente, desprovisto de todo recurso comunicativo y en ningún ademán o movimiento de su cuerpo podía adivinarse modo alguno de intencionalidad ni de expresión; sin apariencia de motivo alguno, pasaba de repente de la más melancólica apatía a una risa explosiva y desbordante. (ITARD, 1801)
Luego de haber sido entregado en adopción a una viuda y de pasar por diferentes instituciones de guarda fue trasladado a París con el propósito de ser estudiado. Este niño, de unos once o doce años de edad al momento de ser hallado, introdujo en la época la oportunidad de responder a ciertos interrogantes propuestos por las nacientes Ciencias del Hombre y la Psiquiatría; ¿Qué influencia tiene el medio sobre el desarrollo de las capacidades humanas?; ¿Cómo se desarrollan estas competencias y qué puede entorpecerlas? El hallazgo de Víctor removió la concepción de lo que se denominó en el siglo XVIII la hipótesis del “hombre natural” y la primitiva constitución del ser humano. Este principio supone “la existencia de un estado o esencia originaria del ser humano, que se ha corrompido o distorsionado por la influencia de la civilización (...) se implica que el hombre natural es bueno, y tiene cualidades que se pierden o perturban por la influencia de la organización social” (BLEGER, 1963). Esta hipótesis, la cual responde a una fantasía de carácter religioso, supone al hombre engendrado en forma pura y de manera invariable siendo la cultura un agregado artificial que corrompe aquella pureza.
El estudio del salvaje de Aveyron, llevado a cabo por tres instituciones científicas de Francia (la Société des Observatours del Homme, el Hospicio de Bicêtre y la escuela de reeducación de niños sordomudos de París), dio como resultado diferentes hipótesis acerca de la causa del comportamiento de este joven. Philippe Pinel estableció un paralelismo con los niños idiotas y dementes que había observado en su práctica clínica y sostuvo que Víctor padecía de idiotismo incurable. Según Pinel este cuadro clínico era resultado de una enfermedad física[ii], por ende cualquier tratamiento era inútil debido a la imposibilidad para restaurar las facultades y sentidos lesionados. Jean Itard, en cambio, estableció una diferencia clave: la causa del comportamiento del joven había sido ambiental y no física. Itard abogó a la hipótesis de que el comportamiento de Víctor se debió al abandono, justificando el aspecto bravío y la conducta por vivir en absoluta soledad, aislado de toda educación humana. Es así que desarrolla un tratamiento moral con el objetivo de educar aquellas facultades que nunca habían sido desarrolladas debido al aislamiento. La interpretación de Itard hace posible un tratamiento de reeducación, el cual duró cuatro años con el fin de instaurarle hábitos y costumbres a Víctor; si bien hubo algunos progresos, la función simbólica continuó inaccesible para el niño.
Uta Frith (2004) propone que Victor fue autista debido al modo en que se relacionaba con los demás: se vinculaba con otros sin mostrar más interés que por la comida que le ofrecían. Otro rasgo que predomina a la hora de pensar en el diagnóstico de autismo es la existencia de una inteligencia oculta: planificar y coordinar diversas actividades es precisamente el tipo de tarea que una persona con autismo puede realizar como rutina habitual, no siendo posible esperarla en un niño con retraso mental.
El caso Amala y Kamala
Otro historial que suscita especulaciones acerca de la crianza llevada a cabo por animales es de Amala y Kamala. Las niñas fueron localizadas en un bosque, la versión principal sostiene que estaban en una termitera hacinadas entre lobos pero rápidamente se determinó que esto no fue así.
¿Cómo sobrevivieron absolutamente solas?; ¿Cómo se perdieron? Bruno Bettelheim (1967) sostiene que Amala y Kamala no pueden haber sobrevivido sin haber tenido contacto con otro humano por mucho tiempo. La mirada salvaje que presentaban ambas, la carencia de vestidos y su pelo enmarañado no probaban que se hayan perdido mucho tiempo antes de ser halladas.
Hay varios rasgos de las niñas que son atribuidos a un pasado salvaje, sin embargo “son los mismos que los enunciados como característicos de los niños autistas por Kanner” (BETTELHEIM, 1967). El modo particular de comer[iii], el posible rechazo a los alimentos, la agudeza referida al olfato, la capacidad relacionada para orientarse en la oscuridad, la falta de percepción del frío o el calor así como también la imposibilidad para caminar en posición erguida eran justificadas por su pasado feral. Los rasgos anteriormente descriptos guardan similitud con las conductas propias de los casos más severos de autismo infantil.
En función de estas descripciones: ¿es posible pensar que la interpretación mítica respecto del origen de haberse criado entre lobos era falso?
En el diagnóstico de autismo son dos las características esenciales: La Soledad y la fijeza. Teniendo en cuenta la descripción de las niñas se afirma que lo más característico era, primero, la indiferencia y, segundo, su timidez y el terror:
Desde el principio se pudo apreciar claramente su desinterés total. Se pegaban una a otra en un rincón de la habitación y allí se quedaban, sentadas frente a la pared, como si meditaran sobre algún problema profundo. Eran completamente indiferentes a todo lo que pudiera ocurrir en la habitación (...) parecía que hasta mirarlas les producía desasosiego. Querían estar solas y evitaban toda compañía humana. (BETTELHEIM, 1967)
Además del comportamiento que presentaban ambas niñas es necesario hacer referencia a la particularidad que presentaba Kamala en relación al lenguaje. Ella sabía decir aproximadamente treinta palabras pero nunca las utilizaba para comunicarse. El mutismo o la clase de lenguaje que no parece hecho para servir los fines de la comunicación interpersonal es un rasgo característico del autismo. Bruno Bettelheim sostiene que “cuando los niños autistas han conseguido decir algunas palabras, quizá debería decir: cuando han superado lo suficiente su repugnancia a decir al menos unas palabras prefieren no decirlas. Prefieren dejarnos que hablemos en su lugar, fenómeno observado en Kamala a los seis años de estancia en el orfanato.” (BETTELHEIM, 1967).
Asimismo describe que “las palabras en voz baja , casi ecolálicas y a base de vocablos cortos y aislados preferentemente, características de estos niños, son muy diferentes de los que se desarrolla a partir del balbuceo del bebé. Estas palabras contrastan mucho también con sus gritos salvajes y penetrantes.” (BETTELHEIM, 1967).
Para finalizar hace énfasis en la enunciación, la cual sostiene que es imprecisa y tensa, de palabras sueltas que parece estar menos cargada de deseo positivo de hablar, deseo que sin eso podría parecer que está presente.
Si bien Amala y Kamala no eran niñas-lobo, ello no probaba que otros no pudieran serlo, por ende no desaparecerá la creencia de que otros niños pueden ser criados por animales. La hipótesis propuesta por Bruno Bettelheim (1967) es que estas niñas han sido abandonadas emocional y afectivamente así como también físicamente, exponiendo que la actitud moral de los padres respecto de los hijos no es la misma en un país como la India que en otros desarrollados.
Conclusión
A lo largo del trabajo se estableció que ningún tipo de crianza animal permite explicar el comportamiento de estos niños; “La mayoría fueron anormales congénitos y es necesario buscar en su imbecilidad, mostrado en grados diferentes en cada uno de ellos, la causa inicial de su abandono y no como se quiere a veces su resultado” (LÉVI-STRAUSS, 1949). Siguiendo a Bruno Bettelheim, se podría pensar que a partir de los niños que en la actualidad son diagnosticados como autistas se pueda distinguir el pasado real de los llamados niños ferales.
NOTAS
[i] Crono se casó con su hermana Rea. La madre tierra y su padre Urano profetizaron que uno de sus hijos lo destronaría. En consecuencia, cada año devoraba a los hijos que le daba Rea: primeramente a Hestia, luego a Deméter y Hera y más tarde a Hades y Poseidón. Rea dio a luz a Zeus en plena noche en el monte Liqueo de Arcadia, después de bañarlo en el río Neda, lo entregó a la Madre Tierra para salvarle la vida, quien lo llevó a Licto de Creta y lo ocultó en la cueva de Dicte en el monte de Egeo.
[ii] “Las causas de esta disminución física pueden ser, según la relación de Pinel, de tres tipos: un vivo terror experimentado por la madre durante el embarazo o el parto y que impresionó al feto o al recién nacido; convulsiones causadas por alguna enfermedad infantil; y finalmente, un período particularmente borrascoso durante la primera o segunda dentición, que haya dejado huellas físicas y secuelas de idiotismo incurables.” (MONTANARI, 1978)
[iii] Se informó que Amala y Kamala habían comido de un plato, bajando la boca y comiendo directamente.
BIBLIOGRAFÍA
Bettelheim, B (1959): “Feral children and autistic children”. The American journal of Sociology, Vol. 64, N° 5, pp. 455-467.
Bettelheim, B. (1967/1972): La fortaleza vacía, Barcelona: Editorial Laia.
Bleger, J. (1973/1995): Psicología de la conducta, Buenos Aires: Paidós.
Foley, J. (1940): “The baboon boy of South Africa”. The American journal of Psychology, Vol. 53, N° 1, pp. 128-133.
Frith, U (2004): Autismo, hacia una explicación del enigma, Madrid: Alianza Editorial.
Graves, R. (1955/1985): Los mitos griegos, Madrid: Alianza editorial.
Itard, J. (1801/1990): Memoria acerca de los primeros progresos de Victor de Aveyron, Madrid: Alianza Editorial.
Lévi-Strauss, C. (1949/1986): Las estructuras elementales de parentesco. Madrid: Fondo de Cultura Económica.
Pinel, P; Itard, J. (1978): El salvaje de Aveyron: Pedagogía y Psicología del Iluminismo tardío, Buenos Aires: Centro Editor De América Latina.
Tendlarz, S. (2016): Clínica del autismo y de las psicosis en la infancia, Buenos Aires: Colección Diva.

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